Choix es un pintoresco pueblo señorial ubicado al norte del estado, que resalta por estar rodeado de montañas y bosques de pino, encino y guamuchil, así como por sus amplias calles y antiguos edificios.
Uno sus atractivos principales es el “Mirador” una torre ubicada en el centro del poblado, que en la cima ofrece una mirada panorámica de Choix y las montañas que le rodean. Además, en su interior encontrarás un museo dedicado a la memoria de José Ángel Espinoza Ferrusquilla, uno de los artistas más representativos del municipio.
A 20 minutos del pueblo se encuentra la presa Luis Donaldo Colosio, también conocida como la presa Huites, donde desde la cima de la cortina puedes admirar el paisaje de las montañas y el cauce del Río Fuerte.
En la presa también se pueden practicar diversos deportes de aventura como paseos cuatrimotos, ciclismo de montaña, senderismo o paseos en lancha, los cuales recorren los cañones y cerros por los que atraviesa el río, para admirar los paisajes y la vegetación y pasar por debajo de las vías del tren, donde aún se observa los restos de un tren carguero que se descarriló hace algunos año.
Otro pintoresco sitio, junto a la presa Huites, es el popular Hotel Palmar, un sitio de recreación que da a increíbles vistas de las montañas y el río.
Pinturas rupestres «El Principio»
Pero uno de los sitios más increíbles de Choix se encuentra justo en el corazón de la presa, las pinturas rupestres “el principio” obra del pintor Federico Silva, uno de los artistas más importantes del país.
Esta obra fue creada en 1994 y tiene una extensión de 5 mil metros cuadrados. Hicieron falta dos años para completarse, usado una técnica que recuerda a las pinturas rupestres. Algunas personas dicen que “Es la cueva donde los indios lanzan sus flechas al infinito en busca del espíritu de la muerte”
Yecorato, las ruinas de un antiguo templo Jesuita.
A una hora del pueblo se encuentra la comunidad de Yecorato, donde en la actualidad se encuentran las Ruinas de un antiguo templo jesuita de hace más de 400 años, construido alrededor del año 1611.
Se cuenta que en aquella época este poblado era uno de los más desarrollados del municipio, gracias a la minería, por lo que fue un importante centro religioso hasta 1767, cuando se expulsó a todos los sacerdotes jesuitas del país.
Algunos habitantes de Yecorato dicen que antiguamente la iglesia contaba con campanas de oro, que fueron retiradas durante una gran tormenta que azotó la zona y después desaparecieron. Actualmente solo quedan algunas paredes y columnas de lo que fuera una de las iglesias más importantes de norte de Sinaloa.
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